martes, 13 de mayo de 2014

Simplificando (me)

Hace unos días una amiga* me dijo que había tenido una visión. En ella aparecía yo, subiendo una de las empinadas calles de mi barrio; de pronto me giraba, decidida, como si ya todo me cansara, como si no soportara más la vida que llevo. Me remarcó mucho que esa a la que veía era yo, pero a la vez no era lo que soy ahora... le faltaba dulzura y le sobraba determinación. Lo interpretamos como algo futuro, pues no tenía cabía en mi vida nada así, sobretodo porque no hay una rutina.

Pero hace unos días que la vida me trae estas dos preguntas:

¿Todo está bien en tu vida?

¿Estás donde quieres estar? 

Si me las entrega en forma de sincronía es porque sabe que respondo a esa forma, que las pillo al vuelo.

Me han hecho pensar y me da miedo abrir el cajón que me piden que abra, tiemblo al pensar que la respuesta puede estar bajo una costra olvidada que guarda bajo su cuerpo una herida sin curar. Algo que llevo tiempo negando, tanto que ni siquiera sé si tiene nombre, si tiene forma. 

Saturno lleva tiempo rebuscando en mi mente escorpiana, obligándome a rebuscar. Ahora está a punto de bañarse en escorpio la luna llena y todo en mí está más sensible, más accesible para encontrarlo al escarbar.

Tengo miedo a lo que pueda salir, pero no puedo vivir con esto. La incertidumbre me ahoga todavía más que el dolor con el que temo encontrarme.

La bruja se va pisando fuerte. No quiere tareas pendientes a su regreso.

* Gracias, Nassia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario