martes, 11 de diciembre de 2012

¿Por qué me enseñaron que tú eras impura?
que habría de esconderte muy bien en mis faldas,
que nadie siquiera habría de enterarse
que estaba manchando con rojo mi cama…
si tú eres la sangre que canta el milagro,

la misma que grita que no venimos 
de la dura costilla de un hombre,
sino del vientre tibio de una mujer;
contigo, en lugar del agua bendita,
convendría persignar toditas las frentes,
tú que vienes del vientre sagrado,
tú que sales del vientre caliente,
tú que das testimonio de vida,
tú que sabes curar a la gente.


Una noche de éstas me iré 
en silencio bailando a los campos.
Voy a dejar que baje mi sangre, 
aquí por mis piernas, 
que llegue a los surcos,  
que entre en la tierra;
habrá más cosecha, 
la fruta más dulce...
Si cada mujer hiciera lo mismo,
si fuéramos todas bailando a los campos,
habría más amor en los pueblos del mundo,
habría más dulzura...

Bendita sangre lunar  
que pintas de fértil mi vientre,
¡Qué linda caricia le das a mi sexo!
Quisiera contigo pintarme la cara, 
los labios, los senos y el alma,
pintar en las manos de aquél que me ama...

Karluna Terso
          

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