Bum-bum... Bum-bum...

Día 20 de mi ciclo. Debería estar llegando la mujer premenstrual, por lo menos así me sentía ayer. Pero hoy no, parece que la madre ha dado un gran paso al frentre para despedirse de mí en este ciclo con todo su esplendor.

Y es que mi temperatura está más alta que ningún otro día de este mes y mi voz canturrea sin cesar. No me molesta la gente sinó que siento que me gusta todo el mundo hoy. Hoy no me sobra nadie, ni siquiera en el metro.

Hoy me visto con vivos colores, étnicos podría decirse, pues pertenezco a un clan: el de las mujeres conectadas con la Madre Tierra que son conscientes de su origen y su destino, esas que saben en todo momento lo que deben hacer. 

Hoy siento que mis ojos, esos que no se ven, perciben el verde hierba oculto bajo el gris cemento, siento el susurro del bosque resonar bajo los gritos de la ciudad, siento el palpitar del corazón de la Tierra tocar al son del palpitar del mío... Bum-bum... Bum-bum... siento mi cuerpo seguir ese ritmo terrenal y profundo al caminar, con cada paso... Bum-bum... Bum-bum... siento que me empuja, me guía, que me reclama. 

Siento su olor y su protección. Mi deseo de reunirme con ella crece. Nada puede pasarme hoy, porque ella está conmigo, abrazandome con su enorme cuerpo, acurrucándome en sus enormes pechos llenos de vida y relajándome con el compás de su enorme y puro corazón... Bum-bum... Bum-bum...

Su cercanía me hace sabia, siento mil mujeres habitar dentro de mí, esas que todo lo saben, que no hablan sinó es necesario pero no dejan nunca de escuchar... Bum-bum... Bum-bum... esas que viven en eterna conexión con la madre y que aprenden de ella y me enseñan lo que debo aprender.

Hoy siento que pertenezco a todas ellas, que soy un poco de cada una. Soy más grande, más pura y más madre.

Hoy danzo de la mano de mil energías a plena luz del sol y la luna.