Incertidumbre, miedo, deseo.
Tantas emociones conviven en mi interior que desconozco sus nombres.
Miedo, deseo, incertidumbre.
El cambio se acerca y yo estoy emocionada, excitada, ansiosa, pero soy incapaz de escribir una maldita letra en la página en blanco que me pide a gritos que organice lo que va a ser de mi vida en un par de meses.
Mil ideas se enredan con mis emociones... ¡Qué digo mil! ¡Cientos de miles! Pero la página en blanco me mira y es como si borrara todo rastro de ellas justo en el momento en que mi mano se acerca goteando tinta. Las ahoga, las reprime, las cuestiona.
Y yo respiro tres veces, cojo la página en blanco que me atormenta con su resplandeciente superfície y la arrugo, con todas mis fuerzas, hasta hacerme daño descargando mis emociones en ella.
Y, más calmada la vuelvo a estirar, con mimo mis manos la planchan. Y la miro, y me mira. Las emociones disipadas vuelven a formarse.
Y todo vuelve a empezar...
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